Esta semana hemos
trabajado un texto "Para qué los profesores y profesoras si ya
tenemos libros de texto", de Jurjo Torres Santomé.
Este texto nos acerca a
un punto de vista crítico acerca de los libros de texto y su uso en las aulas.
Torres define los libros
de texto como: "...material escolar que precisan de aprobación
oficial por parte del Ministerio o Consejería". Es decir, se
trata de un material escolar común que necesita ser revisado por el Gobierno
antes de ser utilizado en las aulas, de manera que éste pueda tener un control
sobre la información que se aporta a los educandos en las aulas.
Pero no siempre ha sido
así. Si nos remontamos a unos años atrás, podemos observar que la Iglesia fue
mayoritariamente quien tuvo el control acerca de la edición de cualquier libro
escolar, aunque este poder se fue alternando entre Iglesia y Gobierno según el
partido político que legislaba en el momento. Por ello, podemos decir que
actualmente los libros de texto son una cuestión de política, pues establecen
relaciones con el mundo en el que nos encontramos, de manera que proporciona
unas determinadas teorías y concepciones sobre cómo y por qué la realidad es
como la vemos y dónde y cuándo podemos intervenir.
Actualmente, no es otra
sino la legislación quien obliga a pasar por el registro y censura a todos los
libros que se van a utilizar para la docencia y esto puede llegar a suponer una
amenaza contra la libertad de los docentes, de manera que se encuentran con una
serie de limitaciones a la hora de explicar los contenidos a sus alumnos.
A la sociedad en la que
vivimos, le caracteriza el consumismo. Este aspecto también se ve reflejado en
cuanto a los libros de texto, pues muchos de ellos se confeccionan de manera
que los alumnos tengan que rellenar ejercicios en el mismo, lo que no permite
segundos usos a otros usuarios y gracias a este mercado, las editoriales
reciben grandes cantidades de dinero anualmente.
Los libros de texto
condicionan las actividades educativas que se desarrollan en los centros escolares,
así como la forma en la que hay que realizar la evaluación y el contenido que
debe tener. Es necesario que, junto con este material, se complemente la
enseñanza con otros recursos con los que el educando pueda integrar la información
recibida y así llevarla a cabo.
Como limitaciones de los
libros de texto encontramos:
·
La tardía actualización que se realiza en éstos. Nuestro entorno está en
constante cambio y, por lo tanto, es necesario actualizar esta información en
los libros de texto en el caso de que sean el principal material didáctico en
el aula.
·
El control que ejercen en la docencia. Las clases se encuentran limitadas
por el ritmo que lleva el libro de texto, teniendo que impartir todo su
contenido en un curso académico, de manera que los docentes tienen que
organizar la secuencia de las clases de manera que se aborden el mayor número
de unidades didácticas posibles.
·
Los docentes en su mayoría no se preocupan por buscar actividades complementarias
para trabajar en el aula, pues el propio libro es el que dicta además del
contenido que se tiene que impartir, las actividades que tienen que realizar
los alumnos para complementar las clases impartidas.
Para la superación de
estos límites, sería conveniente alternar el libro de texto con recursos que
estén disponibles en internet, ya que se trata de una fuente que está en
constante actualización y que no resulta tan laborioso cambiar la información
como lo es en los libros de texto.
Sin embargo, aunque
somos conscientes de que necesitamos una innovación en los materiales
didácticos, nos encontramos inmersos ante una sociedad envejecida que no
concibe la educación sin los libros de texto. Incluso hay casos en los que
algunos profesores han querido cambiar esto e introducir otros materiales y
probar metodologías más activas, y la respuesta de los padres ha sido de
rechazo. Podemos justificar esto con que los propios padres de los alumnos, que
se encuentran a día de hoy en las aulas, no han tenido otros recursos
alternativos, lo que provoca que estas nuevas metodologías les parezcan poco
efectivas para la educación de sus hijos, y que por tanto sean una herramienta
para entretener o para perder el tiempo más que para enseñar.
A pesar de que Torres haga
referencia en el texto a que el profesor es una figura prescindible en la
docencia, consideramos que el recurso humano que puede aportar la figura del
profesor es indispensable, ya que el vínculo que se puede crear entre un
profesor y un alumno es beneficioso para ambos. Para el ser humano es necesario
socializar con sus iguales. Gracias a esto en las aulas se puede crear un clima
de convivencia que enriquezca a todos a partes iguales.
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